Kokoshca son muy listos, son parapsicólogos y miran hacia el salvaje este cuando todos los demás miran al oeste. Kokoshca son unos borrachos, como todo este país que se retrata él sólo, día a día, pero que preferimos mirar en el retrato que pintan los pamplonicas: retorcido, absurdo, goyesco, español.
Son salvajes, sí. Y bicéfalos, como el perro de Demikhov, porque también saben hacer baladas abolladas donde se derrama gota a gota el dulce néctar del pistilo de una planta carnívora, dispuesta a devorar influencias siempre irreprochables. Su descaro sólo se equipara a su inaudito don para componer himnos de última fila de un autobús que conducen por turnos Martin Rev, Jonathan Richman, Evaristo y Lou Reed.
Y sobre todo, Kokoshca transmiten la certeza de que no van a entregar nunca material mediocre, que su futuro siempre será interesante, valiente y, sobre todo, peligroso.
El combo navarro está de gira con su trabajo de estudio más reciente, Nuestro Futuro (diciembre de 2022), un EP de cuatro temas en el que han contado con colaboraciones como la de Erik Urano («Futuro») o Kiliki Frexko, de Chill Mafia («Chubi Chubi»).
Tal como describen nuestros colegas de Sonido Muchacho, en Nuestro Futuro KOKOSHCA "incorpora elementos propios de la electrónica a su fórmula testada". Así, «Futuro» y «Chubi Chubi» amplían la paleta sonora de los navarros, un reto estimulante tras más de 15 años de trayectoria. "El futuro pinta negro, pero en sus voces suena ciertamente brillante", aseguran. Ante un futuro aterrador y cuanto menos incierto, lo mejor que puedes hacer es procurarte de un buen kit de primeros auxilios pop.